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Espacio Cultural El Tanque

El Espacio Cultural El Tanque en Santa Cruz de Tenerife es considerado como un monumento por el Decreto 32/2014 de 30 de Abril por la Consejería de Cultura, Deportes, Políticas Sociales y Vivienda.

El tanque 69 es un enorme bidón que sirvió durante muchos años para el refinado y almacenamiento de crudo, integrado en la Refinería de CEPSA que se construye en Tenerife hacia 1930. Es una pieza cilíndrica de 50 metros de diámetro y casi 20 metros de altura, que representa uno de los últimos vestigios de una industria que en el último medio siglo ha formado parte de la geografía urbana de Santa Cruz. Conserva su aspecto exterior e interior original, habiéndose adaptado a su nuevo uso cultural con una mínima intervención arquitectónica mediante la incorporación de materiales procedentes de desguace.

Está rematado por una bóveda rebajada, con numerosos pilares de soporte de la cubierta, constituidos por perfiles metálicos unidos con presillas horizontales y dispuestos en sucesivas coronas circulares. El acceso y los servicios de la sala, de nueva fábrica, se desplazan fuera del volumen principal del antiguo tanque con el fin de conservar su nitidez espacial, ocupando el espacio residual comprendido entre la envolvente cilíndrica exterior y una de las calles interiores del inmueble. Se trata de un vestíbulo semienterrado de hormigón, aprovechando los muros de piedra existentes, tanto del basamento del depósito como del de separación de parcelas. Su cubierta se resuelve mediante una azotea plana coincidente con el nivel de base de asentamiento del tanque. Esta pieza anexa se desarrolla en rampa, configurando un espacio de acceso de gran profundidad visual, con un tratamiento brutalista de los materiales (hormigón y mampostería).

La fecha de construcción del tanque 69 se remonta a las primeras etapas de existencia de la Refinería de CEPSA de Santa Cruz de Tenerife. Se destinó desde 1949 al refino de crudo y fuel-oil. Posteriormente, y tras haber perdido su uso original, fue sometido en 1996 a una intervención de rehabilitación, que reconvierte este uso al de espacio cultural, dedicado a montajes vanguardistas y expresiones artísticas contemporáneas y alternativas de cualquier índole y procedencia. El proyecto correspondió al estudio AMP (Artengo, Menis y Pastrana, Arquitectos).

Figuró entre las quince obras seleccionadas en España y Portugal para el premio Iberfad de arquitectura de 1998 y recibió el premio Manuel Oraá de arquitectura, en su edición 1996/1997.

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