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Parque García Sanabria

El Parque García Sanabria de Santa Cruz de Tenerife es considerado como un jardín histórico por el Decreto 144/2016 de 5 de Diciembre por el que se declara como Bien de Interés Cultural.

El Parque García Sanabria se configura como un parque urbano de planta trapezoidal y una superficie de 70.000 m2, articulado en torno a dos paseos diagonales, que convergen en un espacio central, donde se ubica el monumento a García Sanabria, obra de Marrero Regalado. Otros paseos de menor anchura se disponen radialmente respecto a esta plazoleta central, destacando el Paseo de La Rosaleda o de la Bouganvilla, dotado de pérgola y ornado con esculturas que representan a las estaciones. Existe, asimismo, un camino en espiral que parte del punto central y recorre los distintos ámbitos con vegetación existentes en el Parque. Por último, existen paseos perimetrales que cierran el contorno del Parque y entre los que destaca el Paseo del Tamarindo o de los Filósofos, hacia la calle Numancia.
Además de los espacios ajardinados, el Parque cuenta, hacia la calle Méndez Núñez, con un espacio de césped en el antiguo parque infantil, que reemplazó, a su vez, al mini-golf. Entre ambos, la cafetería y, como elemento destacado, el conjunto formado por el reloj de flores y las dos fuentes en su parte superior. Sobresale por el importante patrimonio vegetal que caracteriza al recinto, en el que conviven especies autóctonas y exóticas, configurando un ambiente exuberante y de elevada calidad ambiental en el centro del casco urbano.
El Parque García Sanabria constituyó uno de los anhelos de la burguesía santacrucera para el área de residencia de sus grupos privilegiados, respondiendo a su necesidad de zonas ajardinadas, combinadas con fuentes y esculturas, para trasladar una naturaleza domesticada a su mundo urbano para su goce y disfrute.
La primera iniciativa para la creación de un parque municipal corresponde a Patricio Estévanez en 1881, contando con el apoyo del arquitecto Manuel de Cámara, como responsable del trazado urbano del Barrio de los Hoteles en el que se insertaría el futuro recinto público. Más tarde, el doctor Diego Guigou solicita, a través de la prensa, la construcción de un parque público inspirado en el Buen Retiro madrileño. El primer proyecto fue elaborado en 1910 por el arquitecto Antonio Pintor y Ocete, sobre el mismo terreno que ocupa el Parque actualmente, proponiendo una entrada monumental clasicista, una “charca”, así como un teatro; todo ello embebido en jardines y en una plantación de pinos. El recinto aparecía cerrado por una verja de dos metros de altura, configurando un proyecto que nunca se llegó a ejecutar.
En 1922 la recién creada Comisión Ciudadana Pro-Parque procede a recaudar fondos para la adquisición de los terrenos donde se ubicaría el Parque, logrando por suscripción popular suficientes recursos para acceder, mediante subasta o expropiación, a los primeros solares que configurarían el recinto de las futuras instalaciones. Por iniciativa del alcalde Santiago García Sanabria, en 1926 se promueve su construcción, ajustándose a los planos diseñados por la Casa Leyva y Cía. de Granada, a la vez que se renunciaba al proyecto original de Pintor por su elevado coste. Se abandonaba así la idea de un recinto decimonónico por otro de líneas abiertas, más acorde con el gusto por los espacios libres y rico en elementos vegetales. Se instaló inicialmente la rosaleda con 16 arcos de hierro laminado, para, posteriormente, proceder a la pavimentación del Paseo de los Bambúes, de la alameda de las Casuarinas, así como el ángulo poniente y el paseo paralelo a la calle Numancia, el conocido como Paseo de los Filósofos o del Tamarindo, a tenor del magnífico ejemplar de esta especie que se conservó de la antigua huerta existente en este sector.
Hacia 1941 se acomete la zona norte, planeándose la creación de un zoológico, que acabó reducido a una serie de jaulas con simios y otros animales, modificado posteriormente en 1972 y del que solo se conservó la antigua Casa del Guarda, que correspondía a la primitiva fábrica del Velódromo Tinerfeño. En 1950 por iniciativa de Adalberto Benítez se construye la pérgola del Paseo de la Rosaleda, orlado con diferentes especies vegetales de cierto porte y con cuatro figuras escultóricas que representan las estaciones. En la zona meridional, el Estanque tiene su origen en un trazado de 1938, modificándose en 1957 al colocar seis bustos del escultor italiano A. Cherubini que representaban a personajes de la mitología clásica. Este espacio también ha sufrido una importante transformación en la actualidad.
De 1942 data el proyecto para urbanizar la zona comprendida por los dos paseos diagonales y la calle Numancia, en el que se ejecutó una glorieta circular a la que se accede por una doble escalinata desde el Paseo de los Bambúes y en cuyo centro se levanta un monumento alusivo al clima. Bordeando el espacio se disponen pérgolas de madera bajo las que se localizan bancos de piedra y ladrillo. Los respaldos se revisten de azulejos procedentes de una fábrica sevillana.
En 1958 se proyectó la urbanización del costado sur, lindando con la calle Méndez Núñez, cuyo hito más relevante es el reloj de flores regalado por el cónsul de Dinamarca -P. Larsen-, enclavado en el centro de un espacio organizado por el arquitecto E. Rumeu e integrado por el kiosco, la masa arbórea, la doble escalinata que flanquea el reloj y sendas fuentes en la parte posterior. Por último, el minigolf y el parque infantil, de 1961, completan el diseño del espacio, hoy bastante transformado.
Desde la década de los 60 se completa con la ubicación de monumentos conmemorativos y bustos a figuras destacadas de la historia local. En 1973, con motivo de la I Exposición de Esculturas en la calle, se integraron en el Parque trece esculturas, adaptando rincones o reorganizando espacios, como el viejo basurero, en el que se instalaron las esculturas de Serrano, Domínguez y Mendiburu, en un entorno diseñado por los arquitectos Saavedra y Hernández; mientras que en 1974 se procede a adaptar la antigua Casa del Guarda para oficinas del Servicio Municipal de Parques y Jardines. Con fechas posteriores se introducen nuevas instalaciones -como el Orquidiario-, y se transforma el Estanque de los Nenúfares.
El proyecto de remodelación del parque, acometido en la segunda mitad de la década del 2000 ha transformado de manera importante algunos sectores del Parque García Sanabria, si bien conserva su trazado original y la esencia del original.

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