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Casa de Luis Lavaggi

La Casa de Luis Lavaggi del Puerto de la Cruz es considerado como un monumento por el Decreto 78/2015 de 7 de Mayo por la Consejería de Cultura, Deportes, Políticas Sociales y Vivienda.

La planta de la casa es compuesta, articulada en torno a un patio principal cuadrangular y a otro trasero de dos lados, con las galerías a escuadra. La crujía norte es, con diferencia, la más larga, conformando el lado norte de cada patio.

La fachada principal da al oeste (calle Blanco). Aprovecha el desnivel de forma que hacia el norte, la zona más baja, cuenta con tres alturas. La composición de los vanos observaba, en el entresuelo y la planta superior, una distribución geométrica que ha sido suprimida en parte al abrir un portón de garaje en la esquina con Valois.

El estilo de la fachada acusa plenamente la introducción de las corrientes artísticas vinculadas a la Ilustración. La adopción del lenguaje clásico entre las clases acomodadas, se conoce, confería dignidad a la arquitectura doméstica e insuflaba distinción a sus dueños.

La portada ofrece un frontón triangular de madera -retranqueado a la altura de los capiteles- sobre pilastras acanaladas, de capitel toscano y rematadas con perinolas.

Las ventanas del entresuelo, a ambos lados de la portada, son de tamaño reducido, con dos batientes acristalados, antepecho estrecho de dos cojinetes y marcos lisos.

La planta superior, donde se halla -de seguro- el salón noble, dispone de cinco puertaventanas estilizadas, altas y estrechas (se desecha aquí, categóricamente, la tipología de ventana canaria), en las que se han practicado sendos balcones con antepecho metálico y base de madera. A destacar, en la base, la doble hilera de canes curvos perfilados de volutas.

Los marcos de los huecos siguen el mismo esquema que el de la portada, solo que el remate es adintelado y no en frontón.

El alero -de madera, con dos hileras de canes- resulta, quizá, un tanto anacrónico en una fachada de este tipo (valga recordar que en otras del mismo estilo y aun menos clasicistas, como la Casa de los Marqueses de Santa Lucía, en Icod, ya se utilizaba el parapeto para esconder la cubierta). En la esquina norte de la fachada sobresale una gárgola zoomorfa de madera.

El zócalo y parte de las bandas laterales de la fachada están revestidos del ya clásico «tiroliano», o revoque tirolés, cuyo uso se impuso desde principios del siglo XX.

La zona del patio principal que alcanzamos a ver ofrece una galería de circunvalación en madera, acristalada y con ventanas de guillotina. El patio posterior ha sido alterado visiblemente: un cerramiento de planchas modernas oculta -si subsiste- la galería baja. El corredor alto es igual que el del patio principal.

En la crujía oeste, que delimita ambos patios, se levanta el mirador. Una habitación cuadrada de cubierta plana (la parte posterior da la impresión de apear sobre pies derechos, ocultos tras la galería) sobre cuya azotea, apeado por cuatro machones, descansa un mirador de madera abierto. El acceso al mirador se practica a través de una escalera en el primer cuerpo y de una central en la parte superior. La crujía oeste o central es la única que cuenta con remate en azotea, precisamente para facilitar el paso y para no entorpecer hacia la vista desde el mirador.

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