Portada » Caserío de Casas Altas en Jama

Caserío de Casas Altas en Jama

El Caserío de Casas Altas en Jama es considerado conjunto histórico por el Decreto 125/2004 de 7 de septiembre por la Consejería de Educación, Cultura y Deportes.

El Conjunto Histórico de Casas Altas es compartido por los términos municipales de Vilaflor y Arona y se localiza en una robusta lomada comprendida por los barrancos de Chija, al oeste, y por el Barranco del Río o de la Fuente, al este, ubicándose a unos 770 m.s.n.m. El acceso al lugar se realiza a través de la carretera TF-5114, entre San Miguel y La Escalona, en cuyo punto kilométrico 3 nace un antiguo camino empedrado, hoy en día cubierto de tierra que permite la accesibilidad rodada hasta el caserío.

Desde el punto de vista geológico, el interfluvio en el que se ubica el núcleo de Casas Altas está conformado por un potente apilamiento de coladas basálticas pertenecientes a la Serie III, asociadas a las emisiones acaecidas durante el Cuaternario en el campo de volcanes de la denominada Dorsal Sur (uno de los tres ejes estructurales en torno a los cuales se ha construido el edificio insular). El conjunto de edificaciones se emplaza en un promontorio pumítico, que constituye un relicto de erupciones de naturaleza ácida, cuyos focos de emisión se localizarían en el entorno del Edificio Central de la isla, y cuyos materiales se intercalan con los de quimismo básico que conforman la mayor parte de este ámbito geográfico.

La vegetación dominante es la propia de un cardonal-tabaibal bastante empobrecido por el pastoreo secular y la roturación de estas laderas, en transición hacia formaciones más termófilas, con presencia de alguna palmera (Phoenix canariensis), acebuches (Olea europea ssp. cerasiformis), sabinas (Juniperis turbinata ssp. cerasiformis), y diversas especies arbustivas: cornicales, vinagreras, tabaibas amargas, cardones, veroles y otras. No obstante, esta vegetación se encuentra profundamente transformada por la introducción de especies antiguamente cultivadas -como tuneras, frutales, almendros- o de carácter ruderal, propias de antiguos terrenos roturados.

El caserío de Casas Altas está constituido por ocho grandes unidades constructivas, correspondientes a antiguas viviendas campesinas integradas por varias edificaciones con diferentes usos: residencial, cuadra, cuarto de aperos, granero, cocina, etc. A ellas ha de sumarse una última edificación, alejada unos 150 m en dirección NE, que ofrece un esquema constructivo de similares características.

Las diferentes construcciones están fabricadas mediante sillares de toba roja -en el menor de los casos- y por muros de mampostería realizados con bloques de basalto, tosca y tobas, como material más abundante. Es frecuente la utilización de sillares como piedras esquineras que refuerzan la estabilidad de la construcción, así como fragmentos más reducidos Ðlajas, ripios o tizones- que rellenan los espacios entre los bloques de mayores dimensiones y el empleo de argamasa a base de agua, tierra y barro. En fechas posteriores, algunos de los inmuebles presentan un encalado -datado desde mediados del siglo XIX- aplicado mediante la técnica de «cabezas descubiertas», es decir limitado a las uniones entre los grandes bloques y sillares, cuya cara externa aflora en el muro.

Éstos son gruesos y con pocos vanos, debido a la tosquedad del aparejo y a su papel de aislante térmico. Los huecos aparecen delimitados mediante jambas y sobrepuertas de madera, existiendo un caso de ventana con poyo interior en madera; mientras que las cubiertas de tejas ofrecen diferentes modalidades: una, dos y cuatro aguas. Dos de las edificaciones principales poseen un granero en la parte alta, y uno de ellos se abre a un balcón en muy mal estado de conservación cuya escalera casi ha desaparecido.

Además de los edificios, destinados a usos diversos, en Casas Altas aparecen infraestructuras relacionadas con actividades tradicionales vinculadas a la subsistencia. Existen cuatro hornos exentos destinados al secado de higos o la elaboración del pan y morfología cúbica. Uno de ellos es doble, al contar con dos vanos delimitados por paralelepípedos de toba.

También existe un complejo sistema de canalizaciones, integrado por atarjeas y canales y pocetas excavados directamente en la toba, que conducen el agua a dos aljibes principales. En el exterior de las casas todavía se conservan algunas cubetas de pequeñas dimensiones destinadas, igualmente, al almacenamiento del agua.

Por último, cabe citar la existencia de un camino empedrado que atraviesa el caserío y que continúa descendiendo por la ladera en dirección al Valle de San Lorenzo. Este camino forma parte de un «camino real» que nace en el antiguo Camino de Chasna, y permitía la comunicación entre Vilaflor y la vertiente norte de la isla con las zonas más bajas del sur. En las inmediaciones del conjunto se abre la galería de Salto del Río, que se perforó para aprovechar el acuífero que alimentaba un antiguo manantial que sirvió para el abastecimiento de los habitantes de Casas Altas.

Junto a los diferentes elementos patrimoniales de carácter histórico en este conjunto cabe señalar la presencia de un tipo de manifestación cultural, posiblemente vinculada al mundo prehispánico. Adosados a las edificaciones y ocupando buena parte de los afloramientos de toba se perciben conjuntos de cazoletas y canalillos que las conectan, con una morfología característica de otras formas similares existentes en otros yacimientos de la isla.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio