La Iglesia de Santa Ana de Garachico es considerada como un monumento por el Decreto 30/2015 de 19 de Marzo por la Consejería de Cultura, Deportes, Políticas Sociales y Vivienda.
Constituye uno de los templos más bellos y monumentales de todo el norte de Tenerife, en relación con la riqueza y dinamismo económico de Garachico en los siglos XVI y XVII. Sufrió un gravísimo incendio en 1706, con motivo de la erupción, por lo que hubo de ser reconstruido en su totalidad, bajo la dirección de Andrés Hernández Salgado, que logró una equilibrada armonía en el nuevo edificio y en la proporción de las naves, altura de columnas y arquerías. Es difícil precisar los cambios sufridos respecto al templo original, aunque debieron ser importantes.
La iglesia muestra una planta rectangular, con tres naves y tres 3 capillas laterales (una de ellas corresponde al baptisterio). Las naves alcanzan una altura similar, respondiendo al esquema de iglesia-salón, presente en algunos templos de la isla y caracterizado por su amplitud y grandiosidad. Se separan mediante arquerías de medio punto sobre columnas, cuyos capiteles se encuentran tallados bajo esquemas clásicos. En el presbiterio, los capiteles se rematan mediante amplios cimacios con decoración de volutas. Las naves aparecen cubiertas con artesonados de par y nudillo, mientras que la capilla mayor muestra un artesonado ochavado, de profusa decoración. El piso de piedra con encintado de madera (palo blanco y tea), y un zuncho corrido que ata las columnas.
En el exterior, dos de los elementos más significativos son las dos portadas de acceso configuradas por sendos arcos carpaneles y remate mediante frontón triangular con acróteras en sus vértices.
Los retablos actuales proceden del convento dominico desamortizado, pues la mayoría de los originales desaparecieron en 1706. En la nave de la Epístola sobresale el retablo de Nuestra Señora de Fátima y la capilla y retablo de la Misericordia, que acoge la imagen homónima de origen mexicano. En su cabecera, el retablo del Señor Atado a la Columna muestra la imagen titular en la que parece haber intervenido Martín de Andújar.
En la capilla mayor, el retablo desaparecido fue sustituido por un tabernáculo de inspiración clasicista, presidido por el Crucificado de Andújar y flanqueado por las imágenes de Santa Ana y San Joaquín, obra de Luján Pérez.
En el lado del Evangelio, las capillas de Nuestra Señora del Rosario y la del Carmen, con sus retablos en estilo barroco completan la distribución interior del templo, a la que debe añadirse la capilla del baptisterio.
La iglesia comienza a ser construida hacia 1520, para complementar la labor de las iglesias de San Pedro de Daute y la del Hospital de la Concepción. Cristóbal de Ponte -banquero genovés propietario de estas tierras- regala el solar para su edificación, pero impone el nombre de su mujer Ana de Vergara como advocación titular del templo.
Las obras de cantería terminan en 1541, con participación de Antón Martín, Juan Yanes y Bernardo López, pero la visita del obispo Cristóbal Vela en 1578 supone el diseño de un nuevo plano más ambicioso, acorde con la importancia del puerto: tres naves, con las laterales tan altas como la central. Las obras corren a cargo del mayordomo Julián Lorenzo Clavijo y el oficial albañil Francisco González.
Desde 1579 el maestro cantero de la obra es Bartolomé Díaz -Maestro Mayor de Obras del Archipiélago- y autor de la portada vieja de la catedral de Las Palmas, que inicia los trabajos en estilo plateresco, destacando la portada principal de Santa Ana, completados con el estilo renacentista (más sobrio) de Manuel Penedo el Viejo. Este es el autor de la puerta de la Epístola.
En 1584 se colocan 4 confesionarios, lo que indica bien a las claras que se trata de una gran iglesia, construyéndose 2 capillas: la de Fabián Viña y la de Bartolomé de Ponte. El segundo construye la colateral de la Epístola y el primero la del Evangelio, de Nuestra Señora de la Concepción. En 1590 se termina la cabecera de la iglesia con las dos capillas.
El retablo original de la iglesia fue comprado por el capitán Hoyos Calderón y se puso en su capilla, siendo sustituido en 1637 por un retablo de Martín de Andújar, en el que colaboraron Blas García Ravelo y Esteban López. Desapareció en el incendio de 1706.
La torre se diseñó inicialmente en la fachada principal, pero en 1605, el obispo Francisco Martínez Ceniceros, la proyecta en su ubicación actual. Incluía un aposento en la parte inferior, a poder usar como capilla en su día. Se comienza en 1605, alcanzando en el siglo XX los 6 cuerpos y la bóveda, con una altura de 40 m. Las 2 campanas menores se colocaron rápidamente y la mayor fue comprada en Londres en 1673.
La iglesia actual no tiene nada que ver con el edificio anterior a la erupción, aunque muros, techumbres y retablos han sido reconstruidos con acierto. Tras la erupción solo se conservaron las paredes, la torre y los arcos y columnas de las puertas principales. El maestro orotavense Andrés Hernández Salgado fue el encargado de reconstruirla, entre 1714 y 1721, reduciendo el boato y los gastos para ahorrar en la construcción. El resultado es el templo actual, que apenas experimentó variaciones en los últimos tres siglos.
El reloj de la torre es adquirido por el ex-alcalde Manuel Monteverde y Tovar, encargándolo a un afamado relojero alemán afincado en el Puerto de la Cruz (Frank Kreitz). Se instala en 1861.
La iglesia sufrió una interesante restauración en época muy difícil (1935-1939). El coro fue trasladado de lugar, se rehicieron los ventanales, se cambió el púlpito por el de San Francisco, se colocó un zócalo de madera y se restauró la capilla del Cristo de la Misericordia.





